Aparte de los impactos causados por la lentitud en la eliminación de los residuos que tiramos sin control en el medio natural, hay que tener en cuenta el impacto ambiental de la fabricación de estos mismos productos.
Por ejemplo el alumnio, presente en latas de refresco, tetra-bricks o papel de aluminio, es altamente contaminante tanto en su extracción (la bauxita) como en la fabricación. La extracción de la bauxita produce una pérdida del hábitat de la fauna local y un gran impacto en la erosión del suelo. La fabricación del aluminio vierte millones de toneladas al año de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, dióxido de azufre, fluoruro de sodio, perfluorocarbonos y otros como el óxido de azufre o el óxido de nitrógeno, muy tóxicos, y que están presentes en la lluvia ácida. Además, todos estos procesos consumen una gran cantidad de energía y agua.
Por razones como estas es tan importante reducir el consumo de envases contaminantes. Una buena manera de hacerlo consiste en reutilizarlos si es posible y cuando no lo sea, deposítalos en el contenedor correspondiente para que pueda ser reciclado.